PROPUESTA ESCÉNICA


DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO
UN BUEN DÍA PARA VIVIR de Felipe Rodríguez, obra con Mención Honorífica del Premio Nacional de Dramaturgia Joven 2011 “Gerardo Mancebo del Castillo”, narra los seis últimos días de vida de un joven que padece un inusual cáncer cerebral.  La patología, manifestada a través de alucinaciones, conduce al joven a un viaje introspectivo de autoconocimiento y revelación del sentido propio de su vida. 

La puesta en escena de este texto invita al espectador a reconocerse en el hecho simple de vivir, de confrontar sin miedo cada día y realizar genuinamente los propios sueños. En ella desarrollamos el siguiente tema: la revelación de un sentido propio de la vida a través de una enfermedad mortal. Nuestro planteamiento es que una patología de consecuencias funestas nos lleva a reinterpretar lo que somos y lo que creemos de la realidad.

El trabajo de los actores, perfilado en un estilo realista, ha sido entonces la pieza fundamental para que esta puesta en escena resulte entrañable.  Para lograr dicho objetivo la dirección escénica está en manos de Alejandro Velis. Nuestro elenco está conformado por maestros de reconocida trayectoria como Antonio Algarra, María de la Luz Cendejas y tres jóvenes actores destacados por diferentes premios y becas: Felipe Rodríguez, Ix-chel Muñoz y Lizeth Rondero.  El proyecto es una coproducción de dos compañías profesionales independientes: Teatro de los Sótanos y ethos11 Corporativo Artístico.

OBJETIVO GENERAL
Abordar mediante el arte escénico el tema de la resignificación de la existencia cuando se presenta una enfermedad terminal. 


PROPUESTA DE DIRECCIÓN Y ESCENOGRAFÍA

Un aspecto fundamental de la puesta en escena es la mezcla de planos de la realidad y elipsis temporales. La acción transcurre en una intermitente combinación de realidades: la verdadera y la de las alucinaciones del personaje principal. Por tanto el espacio, la iluminación y la propuesta sonora están diseñados para que el espectador reaccione ante una realidad que en principio es aparentemente normal y hasta predecible; sin embargo la acción dramática pronto se verá enrarecida, sugiriendo al espectador que algo se ha trastocado. Así conformamos un código para que gradualmente se advierta que los mismos personajes y las relaciones que entablan significan cosas distintas, dependiendo si es en la realidad objetiva o en la alucinación donde interactúan. Ahora bien, a partir de que en la acción queda evidenciado el problema cerebral del personaje principal y una vez que ha quedado establecido el código escénico para representar el plano de la alucinación, el dispositivo escénico es el elemento de tránsito con el que presentamos el recorrido hacia la muerte.  Nuestro dispositivo escénico se conforma por un antecomedor y un consultorio en su más depurada síntesis, contenidos en tres muros y un piso blancos, sugiriéndonos con ello la atmósfera de un hospital. La construcción de espacios y ambientes se realizan con los mismos elementos resignificados a partir de su uso, manejo y disposición.













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